Jo, cómo llueve.
Mucho.
Muchísimo.
Y sin avisar, no como cuando Sivé saca a Vanilla a pasear y el cielo juega a cambiar de color.
Y justo, justo en el momento en el que la nube negra y repentina ha decidido escupir su cubo de agua, yo estaba dejando el techo atrás. El primer paso bajo el cielo descubierto y un chaparrón.
Y menos mal.
Porque me habría molestado perdérmelo.
...
Ahora huelo a tierra mojada.
Y a otoño.
Y no me seco, porque me gusta oler a noviembre.
Aunque aún le falte un poquito para venir a verme.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
A mi me gusta que Lluvia me sorprenda a veces. Por cierto me encanta oler a otoño.
ResponderEliminarun mua:)
Ya sé que, a lo mejor, te voy a dar un poquito de envidia cuando te diga esto pero... Cuando llueve, me encanta salir al jardín y ver cómo cae el agua sobre la hierba, y descalzarme y sentirla bajo mis pies, y respirar profundamente para que la humedad invada mis pulmones, y jugar con Zeus y los charcos que se forman, porque a él le gusta casi más que a mí...
ResponderEliminarPero hoy no ha llovido... casi, pero no creo que tenga esa suerte. Habrá que esperar a los próximos nubarrones.
Un besito!
Pero Noviembre vendrá pronto, y olerás mucho más a otoño :)
ResponderEliminar