"Las cerezas sabían mejor después de la temporada, cuando ella las sacaba de su congelador mágico y me las ofrecía entre sus dedos blancos y fríos".

voy a llevarte a que te arreglen

Vanilla está un poco raro hoy, como si se le hubiera metido algo en los ojos. Ella se hace la remolona, no quiere acercarse demasiado porque intuye lo que le pasa y si se lo dice se va a poner triste también. Pero ya ha ordenado todas las historias que recogió el sábado pasado, las ha colocado en los estantes con cuidado de que ninguna resbale, y V sigue igual.

- ¿Qué te pasa, pequeño? –le gusta llamarle pequeño, así le siente un poquito suyo, por difícil que sea.

Él no la mira, no quiere que le vean con los ojos rojos. Seguro que está horrible y la va a asustar. Niega con la cabeza, aunque sabe que Sivé no es nada tonta y le va a volver a preguntar.

- Es que llevo mucho tiempo aquí, contigo. Creo que necesito un abrazo.

Sivé guarda silencio y movimiento un ratito minúsculo y luego se da la vuelta y se va. Vanilla se estremece: al girar, su vestido le ha rozado la nuca. O eso le ha parecido. ¿Se habrá enfadado? Quiere pensar que no, y sin embargo se le hace un nudo en el estómago porque está convencido de que le ha hecho daño. Le gustaría ir a buscarla, acunarla entre sus brazos y decirle que no pasa nada, que está bien así, pero hoy es uno de esos días en que se duda.

La niña Sivé vuelve con media sonrisa derecha pintada en su carita redonda y le dice que se levante.

- Levántate. Vamos, voy a llevarte a que te arreglen.

A que lo arreglen, como si fuera un coche o una batidora rota. Para qué preguntar, es Sivé, ella sabrá qué se le ha ocurrido, y si lleva puesta media sonrisa no será del todo malo.

- Conozco a una chica – le dice – que se quita los pies para dormir, y a veces no los encuentra luego y entonces se lava los dientes haciendo el pino –. La cara de V es un poema, y con razón. Levanta una ceja en señal de “¿qué significa esto, bonita?”. Sivé se da cuenta y se ríe –. Da unos abrazos que calientan hasta los corazones congelados. Creo que hasta puede resucitar osos del Polo Norte si se los acurruca contra el pecho. A lo mejor puede hacer algo contigo.

Vanilla camina tras ella esperando de verdad que esa chica que se quita los pies pueda arreglarle, aunque lo que él quiere no es exactamente uno de esos abrazos de oso.