Duermen.
Bueno, los dos no, Vanilla está medio despierto. Pero sólo medio. Se da la vuelta despacito y estira el brazo un poco más. Y entonces lo roza. No abre los ojos, no porque no quiera. Es que, como todo el mundo sabe, si se está medio dormido, las pestañas se abrazan y no hay forma. Pasa los dedos con cuidado, y lo que toca está suave y caliente. No sabe qué es, pero sí que le resulta agradable y que le inspira un abrazo.
Y allá va, pobre Vanilla, todo decidido a darlo, y se encuentra con el vacío. Entonces se despierta del todo, porque la ausencia le asusta, y abre los ojos mucho mucho. Sivé, que estaba a su lado, le mira, y cuando sus ojos se encuentran, hay un poco de dolor en los de ella, y un poco de miedo en los de los dos.
- V, ¿qué haces?
- Me ha parecido tocar algo...
- Estabas soñando. Sólo eso.
La urgencia de sus palabras y de sus párpados al volver a sellarse zanja por completo el breve diálogo. Vanilla no contesta, pero algo le dice que Sivé no dormía, y que él no soñaba.
Bueno, los dos no, Vanilla está medio despierto. Pero sólo medio. Se da la vuelta despacito y estira el brazo un poco más. Y entonces lo roza. No abre los ojos, no porque no quiera. Es que, como todo el mundo sabe, si se está medio dormido, las pestañas se abrazan y no hay forma. Pasa los dedos con cuidado, y lo que toca está suave y caliente. No sabe qué es, pero sí que le resulta agradable y que le inspira un abrazo.
Y allá va, pobre Vanilla, todo decidido a darlo, y se encuentra con el vacío. Entonces se despierta del todo, porque la ausencia le asusta, y abre los ojos mucho mucho. Sivé, que estaba a su lado, le mira, y cuando sus ojos se encuentran, hay un poco de dolor en los de ella, y un poco de miedo en los de los dos.
- V, ¿qué haces?
- Me ha parecido tocar algo...
- Estabas soñando. Sólo eso.
La urgencia de sus palabras y de sus párpados al volver a sellarse zanja por completo el breve diálogo. Vanilla no contesta, pero algo le dice que Sivé no dormía, y que él no soñaba.