Vanilla compró lacasitos para tomarlos en Nochevieja. Sí, lacasitos, en vez de las típicas uvas. Es que a Sivé no le gustan, y por eso cuando le vio aparecer con las tachitas de colores se puso tan contenta.
Sivé los eligió rojos, del mismo color que las cerezas, porque decía que le recordaban a él. Vanilla escogió uno de cada, por la misma razón, aunque no se lo dijo a ella.
Y se comieron uno dos tres cuatro cinco seis siete ocho nueve diez once doce lacasitos, y bebieron zumo de mango. Y luego les dolió la tripa, no sé si por el mejunje o por la risa que les dio después.
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Hummm... vaya... yo pensé en tomar lacasitos este año, pero como siempre pienso las cosas a última hora, las tiendas ya estaban cerradas cuando fui a comprarlos.
ResponderEliminaryo quiero lacasitos... te echo de menos, a ver si nos vemos pronto
ResponderEliminar¡Alaaa! Yo también comí lacasitos (de todos los colores, que 12 de un solo color no había) y no fui capaz de tragarme ninguno, me los tragué todos de golpe cuando acabaron las campanadas.
ResponderEliminarmiaugrandote