Las nubes lloran y los ojos de Vanilla llueven
Sivé descansa, con los ojos cerrados, sobre la hierba mojada. V está sentado a su izquierda, y ella apoya la cabeza sobre sus piernas. No es que esté muy cómoda, pero le gusta sentirle cerca.
El cielo se nubla y el césped se vuelve gris. Así, de repente. Sivé se incorpora y dice lo único que no hace falta decir:
- Se va a poner a llover otra vez, V. Vámonos.
Vanilla no se mueve, ni siquiera la mira. Sus ojos están húmedos y grises como el paisaje. Le acaricia el pelo y le pide algo que Sivé no se esperaba.
- Cuéntame una historia.
Ella sabe que no tardará en llover, y que si se moja su piel se mojará también su corazón. Y hoy no tiene fuerzas para verle llorar. Otra vez no. Así que se pone de pie.
- No he traído ninguna. Volvamos a casa y podrás escoger la que quieras.
- No vas a dejar que toque las esferas...
- Hoy sí, te lo prometo -le tiende la mano para que se levante, pero él no la toma. Sivé insiste -. Prometo que podrás rebuscar entre las esferas hasta encontrar la historia que más te guste. Y luego te la contaré. Pero vámonos, por favor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
jo, yo quiero q se la cuente bajo la lluvia:)
ResponderEliminarun MUA!:)
Los cuentos bajo la lluvia son mucho más interesantes, más... mágicos :)
ResponderEliminarMuás.