"Las cerezas sabían mejor después de la temporada, cuando ella las sacaba de su congelador mágico y me las ofrecía entre sus dedos blancos y fríos".



Mira desde abajo y le fascina.

Pero acto seguido, se convence de que sería mucho más fascinante mirar desde arriba, dejando el vértigo en el suelo y las ganas esperando, sólo un segundo, en el balcón más alto.

Invertir la escena, eso es.

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