"Las cerezas sabían mejor después de la temporada, cuando ella las sacaba de su congelador mágico y me las ofrecía entre sus dedos blancos y fríos".

Sivé a veces también necesita mimos.

Que V llegue por detrás y le susurre algo bonito all oído mientras le hace cosquillas un poco más arriba de la cintura, que la atrape con sus manos torpes cuando intente escaparse del juego, y que la levante muy alto, hasta el cielo, que de la bajada ya se encargará ella. Sin embargo, todos aquí sabemos que eso es imposible, y Sivé es demasiado coqueta como para llorar en público. Por eso se esconde debajo de la cama, como aquella vez que se comió todas las galletas, o detrás del tiesto de geranios azules que Vanilla plantó para ella el único día de su cumpleaños que han celebrado desde que se conocen.

V acaba encontrándola casi siempre. Si no, se desespera y se pone a buscar dentro de todas las esferas de colores tristes, aterrado por la posibilidad de que se haya podido quedar atrapada de nuevo en una de esas historias que saben tan amargo. Si la descubre, la mira flojito hasta que ella vuelve a recuperar el aliento y los ojos secos, y si por el contrario no logra dar con ella, la llama poniéndose las manos a los lados de la boca. Sivé no contesta, él se enfada y ella llora más, porque no le puede explicar qué le pasa y V no se merece más silencios de los que ya le da.

Por eso hoy, que le hace tantísima falta ese abrazo, hoy que se muere de frío por dentro porque quiere quererle mucho mucho y cuidar de él para que no se rompa y en el intento se está quedando sin fuerza en el corazón, se queda sentada donde está, al lado de Vanilla, tan cerca y tan lejos, y se deja resbalar por sus propias mejillas pálidas hasta que todo se vuelve del mismo gris que su vestido.

V debería haberse asustado y no lo ha hecho. La ha consentido un poco, hasta que ha pensado que se acabaría vaciando del todo, y le ha prometido:

- Conseguiré arreglar esto, pequeña.

Aunque no se lo cree demasiado, y Sivé sigue llorando aún un rato más, porque le quedaba algo de pena entre los dedos de los pies.

4 comentarios:

  1. Me ha transmitido tanta ternura... Sencillamente genial :)

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  2. Ahora tengo ganas de abrazaros a todos. Cuando quieras te vienes a casa y os hago té con pankekes

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  3. si la invito a merendar a mi cama con dosel (en el campo, el mejor lugar del mundo para las camas con dosel), ¿crees que se le arreglarán los ojos y se le irá la pena?


    medio par
    de cosquillas
    para los dos
    (y para ti
    risa a montones)

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  4. Muy bonito, como siempre, Seph!

    Salud!

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